Voy por ti Periodismo

Se armó el team, uniformados de pantalón beige y franela blanca, listo el tobo con los productos de limpieza, también el cotizado vacuum; por cierto, estaba más perdida que cucaracha en un baile de gallina al escuchar esa palabra, aún no había llegado a esa letra en la lección de inglés, hasta que supe que se trataba de la bendita aspiradora. Finalmente agarramos las dos escobas que no podían faltar para iniciar una larga jornada en un famoso hotel en Orlando, Florida.

Allí estaban las unidades esperándonos, en promedio eran diez villas para los tres integrantes del team y el pago era según la cantidad que se limpiaba, lo que indica que debíamos ser rápidos. Cada uno debía cumplir su función de acuerdo a lo que fue entrenado en los baños, habitaciones, cocina y terraza. Todo debía quedar perfecto, para ello un supervisor se encargaba de chequear cada villa terminada, muchos son venezolanos, quienes escalaron puestos en ese complejo, por cierto, unos no pierden el sentir venezolano, otros se contagian de frialdad y falta de cooperación, como que si nunca empezaron de cero.

Housekeeping es un oficio que hacen la mayoría de los inmigrantes al llegar a los Estados Unidos. Hay quienes ocupan otros puestos, como: meseros, lavan autos, en el sector construcción; uno de los mejores pagados, jardineros, carpinteros entre otros. Fueron los tres fines de semana más largos, al menos los que llevo en este país, pero con ellos mis primeros cheques, dolores en todo el cuerpo, es que ni el chikungunya me dio como para decir que había sentido tanta dolencia, hasta mis manos se pelaron gracias a la crema para limpiar las ollas. Es rudo, y el calor de este verano te enloquece, por lo que buscar el apreciado carrito; ese que sirve para colocar lo necesario para equipar las unidades, hacíamos lo imposible pues sin el no hay team que valga.

Oficios con propósito

Confieso que lloré, me costó aceptarlo, pero allí estaba la Adriana que dejó su puesto de Jefe de Prensa en una televisora, que cambió sus herramientas en el trabajo de periodismo por un tobo y escoba. Sabía que esto sería así, pero no fue hasta vivirlo que lo entendí. Sin embargo, este oficio de housekeeping tenía su propósito y lo viví, aprendí mucho y compartí con personas que me dejaron grandes lecciones. Allí conocí a ¨Doña Eva¨, una maracucha de más de 45 años de edad que a las 7:30 am ya estaba en el sitio y venía de trabajar toda la noche en la laundry (lavandería). Descansaba poco, ella necesitaba ganar esos dólares para pagar sus deudas, reunir lo suficiente y regresar a Venezuela. Fue para mi un ejemplo, me decía: si ella puede, yo también ¡Que viva la mujer venezolana! ¡Que viva Doña Eva!

Hay quienes critican a los venezolanos que se van a otro país para terminar lavando pocetas, si ellos supieran que el pago de un fin de semana por lavar baños alcanza para hacer un buen mercado y más, que con una hora de trabajo puedes comprar un almuerzo. Tantas comparaciones que se pueden hacer y a la vez no hay quien le saque al criticón de decirle apátridas a los que por miles de razones no pudieron seguir en su tierra.

Yo no me rendí en mi oficio de housekeeping, yo no me retire de mi labor periodística para siempre, estoy segura que pronto retomaré mi profesión, lo que tanto amo hacer. En esta vida todo tiene su momento y debemos luchar hasta alcanzar nuestros sueños. Por ahora disfruto hacer mi nueva tarea, esa que me llegó cuando menos lo esperaba, anhelaba estar en ese lugar tan frío pero caluroso a la vez, de colores y olores a frutas, pero con una mezcla de vegetales. Allí me parezco al gato con botas pero con una bata blanca que en ocasiones es tres veces mi talla y un pasamontañas. Mi nuevo trabajo es en la llamada ¨Neverita¨ y si quieren saber más, en el próximo relato les doy los detalles.

Por Adriana Henriquez/ escrito el 17 de agosto de 2016