Al menos para soportar el frío que hay en ese lugar ella debe ponerse tres medias, luego las botas, tres monos o pantalones, cuatro sweaters, el pasamontañas, la bata y los respectivos guantes. La transformación la hace ver distinta, pero ella sigue siendo la misma, en ese lugar tan frío pero lleno de simpatía, humor, donde hay intercambio de culturas, costumbres, hábitos y por supuesto no pueden faltar los olores encontrados, entre mazanas, uvas y en otros rincones naranjas y vegetales, pero por ningún lugar se ve el tan apreciado mango, que por cierto, pasó a ser el desayuno de muchos venezolanos en medio de la crisis.
Total que así transcurren las 8 horas de trabajo algunas veces más, entre pelar, cortar, seleccionar y envasar manzanas rojas y verdes.
Definitivamente todo en esta vida es cuestión de actitud, jamás digas ¨no puedo¨, por más difícil que parezca es cuestión de intentarlo y enfrentarlo aunque al día siguiente queden adoloridas la manos.
La hora del lunch y break es la más anhelada para comer, recibir calor e intercambiar palabras con sus compañeros de trabajo, muchos son venezolanos, otros mexicanos, colombianos y puertorriqueños, los últimos son todo un caso, sin ofender a los boricuas, pero son escandalosos, rebeldes, hablan extraño, pero no paran de reír cuando un venezolano le indica que practique el trabalenguas R con R cigarro, R con R barril, rápido corren los carros cargados de azúcar del ferrocarril.
Por su parte, los venezolanos aprenden a comer chili con los mexicanos, pero eso sí, sin reemplazar una arepa por la tortillas que ellos hacen y comen a diario. Por cierto, los mexicanos son las propias máquinas trabajando, no hay una actividad que hagan lento, son demasiados rápidos, hasta pareciera que no se cansan. Verdaderamente ese compartir entre diferentes nacionalidades es lo máximo, es que hasta el mexicano más presumido no para de reír con el hablar de los maracuchos, es que escucharlos preguntar el significado de muchas frases entre ellas: !!!!qué molleja!!! no tiene precio.
Aunque no se debe hablar mientras se trabaja, los venezolanos se las ingenian para conocer más al compañero de al lado, hasta buscan salir al área de banquitos que están frente al lago para tomar sol y ruegan que no llueva porque si no se arruinan los minutos gloriosos de calor. Ciertamente en ese lago y sus adyacencias hay especies animales que también disfrutan de la compañía de las personas y más le agradan si le dan comida, aunque está prohibido alimentar al cocodrilo, no es la mascota del lugar, pero es tan vivo que sale justo a la hora del lunch.
